-El argumento pierde importancia y la acción es mínima.
-Los protagonistas ya no son seres definidos de los que conocemos su historia y sus costumbres, sino seres sin forma, borrosos e inconcretos, que permiten hablar al escritor.
-El tiempo novelesco experimenta asimismo profundos cambios.
-La estructura de estas novelas está muchas veces pensada para crear la sensación de laberinto que el lector ha de recorrer.
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